Con Lupa: Biden y Afganistán
La nueva administración y la guerra eterna en Afganistán, en 6 minutos
Bienvenidxs una semana más a Con Lupa, el espacio de US NIUS donde analizamos con más detenimiento un asunto de política estadounidense que haya pasado desapercibido a lo largo de la semana. Hoy nos detenemos en Afganistán, la guerra más larga de Estados Unidos, para explicar el estado de las hostilidades tras el acuerdo de paz y las decisiones a las que tendrá que hacer frente Joe Biden en los próximos meses. Si quieres que estos análisis lleguen a tu bandeja de entrada todos los jueves, te puedes subscribir aquí:
El punto de partida
Afganistán es la herida abierta en la acción exterior estadounidense. El conflicto, en su forma actual, ha sido un tema central en la política exterior estadounidense para cuatro presidentes distintos, y un punto de referencia para las demás intervenciones militares del país.
La entrada estadounidense en Afganistán se inició en 2001, tras los ataques terroristas del 11S. Un contingente de tropas estadounidenses invadió el país para desplazar del poder a los Talibán, que tras la retirada de las tropas soviéticas en 1989 llenaron el vacío de poder en el país asiático, acusados de dar cobijo a los terroristas de al-Qaeda que estaban detrás del ataque.
Tras más de 19 años de operaciones militares de construcción de estructura estatal (statebuilding), todavía siguen operativas la misión Resolute Support de la OTAN, para continuar con las operaciones de contrainsurgencia (COIN) heredadas de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF); y la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA), establecida con la Resolución 1401 del Consejo de Seguridad, con el objetivo de otorgar asistencia política y buenos oficios en el país. Actualmente Estados Unidos mantiene 2.500 tropas en suelo afgano, bajo la condición de retirarlas antes del 1 de mayo de 2021.
El acuerdo de paz entre los Estados Unidos y los Talibán que regula la retirada de tropas estadounidenses se firmó en Doha en febrero de 2020, y tiene como objetivo reducir la violencia en el país antes del alto el fuego definitivo, sentar a los líderes Talibán y del gobierno nacional de Afganistán en las mesas de negociación intra-afganas, y desactivar la amenaza estratégica que el país asiático supone para los EE. UU.
El conflicto de Afganistán se ha cobrado la vida de más de 2.400 tropas estadounidenses desde su inicio en 2001, y más de 29.600 vidas de civiles afganos desde 2009. La posibilidad de alcanzar un acuerdo pacífico en el país ha hecho que el apoyo popular hacia las negociaciones haya aumentado con respecto a años anteriores, según informa The Asia Foundation.
Las opciones de Biden
Bajo los términos del acuerdo de paz, y en el caso de que salga adelante, la administración Biden puede ser la última que tenga tropas estadounidenses en suelo afgano. Una retirada de las tropas definitiva, 20 años después del atentado que inició la larga guerra (y más de 30 desde el inicio del conflicto interno perenne en Afganistán), puede ser una oportunidad para reformar el modelo de “paquetes de gobierno” (governments in a box) y diplomacia militarizada que se impuso en la acción exterior desde el comienzo de la Guerra contra el Terror.
Parte de las voces discordantes en torno a la retirada de tropas son partidarias de continuar con las operaciones sin alteraciones, señalando un posible incremento de la violencia por parte de los Talibán si se abandonan los esfuerzos de construcción estatal (con la imagen que eso proyectaría), como el que ha ocurrido tras la reanudación de las negociaciones para la paz. Argumentan que, para asegurar el cumplimiento de aspectos no tratados en el acuerdo como las condiciones del reparto de poder tras su implementación, es necesario mantener un contingente de tropas en el país.
Por otra parte, la misma escalada de violencia en el país y la inseguridad que podría causar el abandono pactado han llevado a organizaciones gubernamentales como el Afghanistan Study Group a pedir una ampliación de la fecha límite para la retirada de tropas. La continuación de Resolute Support, además de facilitar el acercamiento entre ambas partes, estructura el equilibrio de poder entre el gobierno de Afganistán y los grupos Talibán. La ausencia de tropas estadounidenses, sin medidas sobre el desarme y el retorno a la sociedad de los combatientes afganos, facilitaría la reestructuración de los grupos terroristas dentro del país en un corto periodo de tiempo y la caída del gobierno en Kabul.
Biden mostró, antes de llegar a la presidencia, su disposición para poner fin a las guerras eternas con una retirada mayoritaria de las tropas en Afganistán y Oriente Próximo, y una reconstrucción de los instrumentos pacíficos de la acción exterior norteamericana. Si bien esta idea de liderazgo no militar la ha repetido en su primer discurso sobre política exterior, aun no ha habido un posicionamiento claro sobre la retirada de las tropas, el alto al fuego definitivo, u otros asuntos de interés para el pueblo afgano, como la fortaleza del nuevo gobierno, los derechos de la mujer tras la implementación del acuerdo, o la igualdad entre grupos étnicos dentro del país.
El futuro del conflicto
Los próximos años en Afganistán pueden ser los últimos de un conflicto interno internacionalizado desde hace más de cuarenta años, pero no serán los últimos años de problemas para el país.
La dependencia económica del país en áreas clave como el gobierno y la seguridad hacen de la ayuda exterior un pilar clave de su estabilidad, con intereses más alineados con los de actores internacionales que con los de la población afgana. Además, la pandemia de coronavirus ha disparado la pobreza en un país donde el opio es la única fuente segura de ingresos para los agricultores y el principal producto exportado por el país.
El equilibrio de poder forjado por Estados Unidos con la negociación de un acuerdo de paz con los Talibán hace que su salida del país pueda complicar la situación humanitaria que viven los ciudadanos, pero su presencia interminable en suelo afgano condiciona el estancamiento del acuerdo dentro de un país poco receptivo a sus intentos de pacificación. Como resume la codirectora del Grupo de Estudio sobre Afganistán, Kelly A. Ayotte, “no se trata de si nos vamos, sino de cómo nos vamos”.
Para leer más
A partir de ahora las fuentes bibliográficas que hemos consultado las podrás encontrar al final de nuestros análisis:
El informe anual sobre conflictos de la Escola de Cultura de Pau tiene, además de una síntesis del conflicto, más información sobre la tipología de los enfrentamientos en Afganistán y su evolución reciente.
El informe final del Grupo de Estudio sobre Afganistán, un estudio independiente y consensuado entre demócratas y republicanos.
El informe de The Asia Foundation tras su encuesta telefónica a más de 4.000 ciudadanos afganos sobre los acuerdos de paz, la pandemia de Covid-19 y su situación económica.
El informe anual de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán sobre la protección de civiles en el conflicto armado.
Los artículos del Council on Foreign Relations sobre la situación del conflicto de Afganistán y las negociaciones para la paz del país, al igual que los análisis realizados por el Crisis Group (dirigido por el ahora enviado especial a Irán de los Estados Unidos)
Helene Cooper, Eric Schmitt y David E. Sanger han recogido en mayor profundidad las opciones de Biden en este artículo para el New York Times. The Diplomat y Foreign Policy han recogido más análisis sobre las perspectivas de Biden en el país.
Las propuestas en política exterior de Biden antes de llegar a la presidencia, y sus primeros comentarios como presidente sobre la posición de América en el mundo.
Y si te lo has perdido… La semana en US NIUS
Esta semana no hemos podido ofreceros nuestro Noticiario, pero más abajo puedes encontrar los momentos más importantes de la semana pasada, en caso de que no lo hayas visto:
La misión “Perseverance” de la NASA aterriza en Marte.
Daft Punk se separa :(
La embajadora de la Unión Europea en Venezuela, Isabel Brilhante Pedrosa, es declarada “persona non grata” y expulsada del país.
Texas sufre una caída generalizada de su servicio eléctrico. Ted Cruz viaja a Cancún.
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